La libertad y la emoción de volar a toda velocidad por el aire es una experiencia difícil de superar. Y puede hacerlo en el entorno tropical de la isla de Sal, con vistas desde lo alto de una colina.
Le recogerán en su hotel y le llevarán a la base, donde le recibirán con una bebida refrescante para empezar. Habrá una rápida charla de seguridad y una introducción a la tirolina, y una vez que esté listo, subirá a la cima de la colina, seguida de un corto, pero no menos espectacular, paseo.
Hay dos plataformas desde las que lanzarse, la más alta a 103 metros de altura. Alcanzará velocidades de hasta 100 km/h mientras desciende por las cuerdas de acero, que se extienden más de 1.000 metros. Y si puede abrir los ojos un segundo, podrá contemplar el idílico paisaje de Sal antes de llegar al final de la línea.