La visita empieza en la Puerta de Tierra, situada en la avenida Américo Vespuccio. El guía te llevará a conocer los huertos y jardines que rodean el monasterio de la Cartuja a través de diferentes espacios y edicios de la zona. Un lugar ideal para amantes de la fotografía.
A continuación, podrás acceder al interior del monasterio, transformado hoy en día en la sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, y explorar sus antiguas estancias reconvertidas en salas de exposiciones. Descubre la majestuosa sala capitular, que alberga las criptas de los fundadores del monasterio, y el claustro principal y sus características chimeneas, que durante años fueron el motor de la fábrica de loza conocida como "La Cartuja".
A lo largo de sus seis siglos de historia, el monasterio de la Cartuja ha sido testigo de momentos de esplendor y profundas crisis. Su ubicación geográfica junto al río Guadalquivir lo ha convertido en víctima de inundaciones en un sinfín de ocasiones. Durante su existencia, la comunidad cartujana ha estado protegida por patronazgos sevillanos de familias como los Mena, Ribera y Veraguas.
Fue en el monasterio de la Cartuja donde se depositaron los restos de Cristóbal Colón durante treinta años, dado que el almirante era asiduo visitante del monasterio, en cuya hospedería preparó su segundo viaje a las Américas.
El monasterio de Santa María de las Cuevas fue también retiro espiritual del rey Felipe II. Además, el monasterio fue frecuentado por personajes como Arias Montano y Teresa de Jesús, así como por todos los reyes españoles de paso por Sevilla. En el aspecto artístico, el monasterio se enriqueció con importantes colecciones de Alejo Fernández, Durero, Pace Gazini y Aprile de Carona, Montañés y Mesa, Murillo, Cano y Zurbarán, Pedro Roldán, Duque Cornejo, etc.
La Cartuja fue, más que un monumento, una ciudad amurallada en continuo cambio. En 1810, durante la invasión napoleónica, la comunidad cartujana fue expulsada y el monasterio, invadido por los franceses, fue transformado en cuartel de las tropas de ocupación. Los monjes huyeron a Portugal y regresaron en 1812, para ser definitivamente exclaustrados en 1836, durante el período de la Desamortización de Mendizábal.
Abandonado y maltrecho, el monasterio fue adquirido en 1839 por el comerciante inglés Charles Pickman, quien instalaría en el convento una fábrica de loza y porcelana china en 1841. La adaptación de la Cartuja a las necesidades de la fábrica fue en un primer momento respetuosa con la relevancia histórica y artística del edificio.
La visita finaliza en los jardines de la Marquesa, donde un montón de sorpresas te estarán esperando.